¡Quién nos lo iba a decir!

Pensaba que no era posible pero sucedió ¡Quién nos lo iba a decir!.

Ayer hicimos mas de 350 kilómetros, y ya pensábamos que hoy no los superaríamos, pero ¡Quién nos lo iba a decir! Hoy, resulta, que hemos hecho cerca de 400 kilómetros.

La mañana fue para el Campo de Gibraltar. Empezamos por dejar el material para la propagación de la fe, DOMUND, en San Roque. De ahí nos fuimos hacia Castellar, atravesando una impresionante belleza natural. Desde Castellar nos fuimos a San Martín del Tesorillo, si bonito era lo de antes, en ese trayecto te vas quedando sin palabras. De San Martín a Guadiaro, y de allí, para acabar en la zona, a la Estación de San Roque. Afortunadamente hay mucha gente de bien, dispuesta a colaborar con la misión. En mas de un sitio dejamos los paquetes en sitios de confianza. El Señor se las apaña para que llegue al párroco y a Su pueblo.

Como zona intermedia, acabamos parando en Los Barrios, entregando el material y tomando allí lo necesario para reponer fuerzas.

Y qué lugar para retomar todo lo necesario, ya que no solo de pan vive el hombre. En la Parroquia de San Isidro Labrador, cuentan con una magnífica imagen de nuestra santa, Teresita de Lisieux. Pero antes de llegar a Teresita, tuvimos la ocasión, ante el Sagrario, de rezar por la misión y los misioneros y misioneras de nuestra querida Diócesis de Cádiz y Ceuta.

La tarde la dedicamos a la entrega en la Janda, zona interior. Empezando por Benalup, donde fuimos acogidos por el párroco, Didier, seguido de Medina Sidonia, donde Antonio y Mari, agentes misioneros, nos acogieron y se hicieron responsables de la paquetería. Desde Medina a Paterna, por un paraje hermoso y estrenando carretera, al menos nosotros. Y, por fin, el tramo final, San José del Valle y Alcalá de los Gazules.

Pero cuando pensábamos que habíamos terminado, nos dimos cuenta de que llevábamos también todo el material para San Fernando, así que llamamos al agente misionero, José Manuel, al que le transferimos todo para que durante el fin de semana quede entregado.

Y, ahora sí, que podíamos decir ¡Quién nos lo iba a decir! Y lo decimos, molidos pero lo conseguimos.

Nota: hoy las imágenes son de algunos campanarios y fachadas.