Semana Santa 2021 «Betanias perfumadas de nardo».
Ya estamos inmersos en la gran semana de nuestra Fe. En la semana en la que el Amor nos muestra toda su Caridad.
Que poco nos queda para vernos inmersos en la resurrección. En la vida resucitada, en la misericordia de Dios.
En cada rincón del mundo se llegará a ello de una manera, quizás diferente, con matices culturales propios, con gestos únicos… pero unidos por Él. Celebrando todos lo mismo: nuestra pertenencia a Dios Padre. El paso de Cristo de la muerte a la vida. <8Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. 10Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios. 11Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.> Romanos 6, 8-11.
El misionero es un enviado de Dios. Y, “la misión es el lugar donde la humildad y la audacia se abrazan”, sabiendo que es Dios el que interviene antes y después. Y, con la certeza de que «si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe», (primera carta a los Corintios 15, 14), nada habría que compartir.
Muchas veces ponen los focos sobre los misioneros, pero ellos saben como desviarlos de sí, y ponerlos sobre los «desenfocados».
Elevamos nuestros corazones al Señor, y le pedimos que haga de cada uno de nosotros, y especialmente de las misioneras y misioneros, su Betania perfumada de nardo, donde «los íntimos secretos de Tu corazón encuentren el camino silencioso del nuestro, para que podamos vivir Contigo las horas supremas del amor.»