Santa Teresita del Niño Jesús: Jueves Santo en la Cena del Señor
Nadie tenía, Amado mío, este derecho respecto a vos, y sin embargo, obedecisteis, no solo a la Santísima Virgen y a san José, sino también a vuestros verdugos. Ahora os veo colmar la medida de vuestros anonadamientos en la Hostia. ¡Con qué humildad, oh divino Rey de la gloria, os sometéis a vuestros sacerdotes, sin hacer distinción alguna entre los que os aman y los que son, por desgracia, fríos y tibios en vuestro servicio! …Estáis siempre pronto a descender del cielo a su llamada…
Pero conocéis, Señor, mi debilidad; cada mañana tomo la resolución de practicar la humildad, y por la noche reconozco haber cometido muchas faltas de orgullo. Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también orgullo. Quiero, por tanto, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en vos. Puesto que todo lo podéis, dignaos hacer nacer en mi alma la virtud que deseo. Para obtener esta gracia de vuestra infinita misericordia, os repetiré muchas veces: “Jesús manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.”
Catequesis del Papa Francisco sobre la Semana Santa: CATEQUESIS